lunes, 7 de diciembre de 2015

Tres tristes textos sobre cine

Avatar, la fantasía porno de James Cameron


Para burlar la censura, esta película tuvo que llevar su verdadero mensaje entre líneas. En apariencia es la presentación de una especie de utopía ecológico-religiosa, con su respectiva crítica a la visión de mundo contemporánea, donde lo que importa es la utilización de recursos naturales sin ninguna consideración por la naturaleza o la cultura entrelazada con ella. No obstante, Avatar es en realidad una fantasía erótica de James Cameron empleando el lenguaje cinematográfico usual de este director.

La primera pista sobre el verdadero sentido de la película lo hallamos en la caracterización del protagonista. Jake Sully es un soldado que perdió las piernas, y sabemos por los actuales estudios en paremiología que “echar patadas” o “echar pierna” son expresiones utilizadas como sinónimos del acto sexual. Y no es que usar silla de ruedas sea sinónimo de impotencia sexual, porque en la realidad no lo es, pero Avatar es una película que utiliza mucho los estereotipos, ¿quién es el protagonista si no el hombre blanco salvador o redentor de los aborígenes?, ¿y quién sería el más indicado para llevarnos a través de una fantasía sexual que alguien que se la pasa deseándola como él? Esto desde los estereotipos, como dije.

Jake logra introducirse en la colonia con la ayuda de Neytiri, una mezcla de Malinche y Pitufina, quien desconfía de él, pero finalmente se convence cuando ve que las semillas (ojo) del Árbol de las Almas lo siguen.

Entre sus primeras lecciones está montar a una especie de caballo, sin embargo, necesita unirse a él y esto se lleva a cabo mediante una especie de conexión neurológica-sexual que él lleva en su trenza, Jake lo hace y, como en la canción de Luis Miguel, “siente todo su cuerpo vibrar”, se le dilatan las pupilas, “es la unión” le dice la morbosa Neytiri. A partir de ahí el protagonista ya sólo anda viendo dónde enchufa su trenza. En el Blu Ray, que incluye escenas eliminadas, se ve cómo trata de enchufarse a sí mismo y le brillan los ojitos como thundercat.

Hay una parte donde la científica que ayuda al protagonista a tener un cuerpo nuevo, interpretada por Sigourney Weaver, dice “aquí está pasando algo muy interesante biológicamente”, y pues cómo no, si su pupilo se anda uniendo con todo lo que se le atraviesa. Neytiri, la novia del protagonista, es la representante de la parafilia llamada candauilismo, que consiste en disfrutar viendo cómo la pareja copula con otras personas. En otra escena borrada se ve cómo uno de los nativos se recarga en un árbol y se embarra el hombro de un líquido azul gelatinoso y exclama, en su idioma, claro, “Sully sin duda ya estuvo aquí”.

La parte más dramática llega cuando el protagonista se entera de que iban a destruir el planeta, y es que hay que imaginarse, el personaje había llevado al extremo la idea de las vacaciones sexuales. Y es que su trenza le había permitido trascender al sexo femenino, ahora podía copular con todo el planeta, fantasía ésta que ya tenía un colega, pero él sólo logró hacerlo con su colchón. Como detalle curioso, ese año James Cameron y su ex esposa, Kathryn Bigelow, compitieron en los óscares.



Las mujeres de Kurt

Montage of Heck es el último documental sobre Kurt Cobain, importante porque para su realización la familia prestó material al que antes no se tenía acceso. Cuando pienso en alguna serie gringa y vemos el currículo de los protagonistas siempre son seres perfectos, aunque traten de disfrazarlos a veces de raros o disidentes: inteligentes, con estudios en las mejores universidades, carreras profesionales exitosas, guapos o con rasgos físicos atractivos, seguros de sí mismos, no les importa quedarse solos, pero son tan interesantes que la gente los busca. En Montage of Heck me gustó mucho ver que Cobain era un hombre que amó la música, un artista que desde muy joven tuvo claro que quería serlo, pero que además podía ser un culero, un patán, un ojete. Eso es algo más cercano a ser un hombre. Hay cosas falsas, como en todo texto laudatorio, p.e. cuando habla su mamá habla solo maravillas de él cuando el mismo documental deja ver que ella no fue precisamente un apoyo en la vida de él.

Entre las cosas que más me agradaron están las animaciones, por ejemplo, de sus libretas de apuntes, hay una parte donde incluso se recrean sus tachaduras. Y esto de las animaciones me lleva al punto del que quiero hablar. Hay una narración, hecha por el propio Kurt, donde cuenta cómo intentó coger por primera vez. Es una historia cruda, muy chingona, contada de manera austera, irónica en su capacidad para mostrarse ridículo y torpe, que recuerda lo desesperante que es querer coger y no tener con quien, como le pasa a un personaje que aparece en el Demian, de Hesse.

A través de esa narración podría entrar en el aspecto de Montage del que quiero hablar: la historia de Kurt y sus mujeres. Ya hablé de la madre… y del teenager. Su primera novia fue su mecenas, madre provisora diferente de la progenitora, hay una parte donde él está grabándose en la casa donde vivía con ella y en eso suena el teléfono, arte y cotidianidad, su contestación queda registrada. Al parecer la deja porque su carrera avanzaba. Kurt y Courtney fueron dos personas que buscaban la música y se encontraron. Entre las cosas nuevas para promocionar este documental ha aparecido un cover de And I love her, de los Bitles, y el líder de Nirvana definitivamente logra hacer la canción suya. La primera vez que busqué esta versión en youtube aparecía una foto de él con su hija, pero supongo que en realidad está dedicado a Courtney, a esa rubia de rostro circular que fue estríper y de la que aparecen una fotos, que supongo su esposo tomó, donde se miran unas nalgas muy buenas. Ignoro por qué habrá dado a la luz esa grabación que, como las fotos, Kurt y su calentura, debió haberlas guardado para ella. Por cierto, entre las escenas de éstos dos hay una donde están en el baño, ella le dice que no se rasure el bigote, lo que él aprovecha para imitar a Chris Cornell y cantar muy cotorramente un pedazo de Outshined. En esta escena también ella se queja de que ha dejado su carrera por él y de que la gente la odia, Kurt, como muchos hombres, parece no prestar atención, sin embargo, más adelante, en un concierto con un chingo de gente, él le dice al público que su esposa cree que ellos la odian, así que por favor le digan que la quieren. Caray, eso es como llevarle mañanitas pero en gigante.

No es esta una reseña propiamente de Montage of Heck, es sólo que el documental, por ciertos detalles, que son los que al final hacen que valga la pena verlo, deja de lado la tan manida tragedia de Kurt a manos de Courtney, deja entrever más bien un pedazo de la historia del amor de Kurt por Courtney.

La última de sus mujeres fue Francis Bean, su hija, con quien tuvo una relación amorosa y difícil a pesar de su brevedad, y a quien el documental sirvió para conocer un aspecto desconocido de su padre: que era muy gracioso.



 Sobre una metáfora sencilla


He visto Brokeback mountain como tres veces. La primera por partes y con desprecio, “pinche película, como es políticamente correcta, por eso fue nominada”. Después la vi completa y me sorprendió cómo trataba los conflictos amorosos de Ennis y Jack, o sea, sí, veo los problemas con los que se enfrenta una pareja homosexual, pero me llamó más la atención cómo pasaban por todas esas broncas que tienen las parejas que no son homosexuales y cómo lo capturaba con algunas escenas muy buenas, por ejemplo, cuando casi al final Jack explota porque siente que el tiempo que Ennis le da no es suficiente; u otra, entre cómica y triste, donde Jack va muy contento a verlo cuando le avisa de su divorcio, sin embargo, al llegar le dice que no podrá estar con él ese fin de semana, y se regresa llorando. Dos canciones sonaban en la radio, King of the road en el alegre viaje de ida, y A love that will never grow old en la huida despechada hacia los brazos de un prostituto en la frontera con México.

Anoche la vi otra vez y no había notado lo significativo de los algunos enlaces. Por ejemplo, Ennis va a tener ayuntamiento carnal (jejeje) con su esposa y la siguiente escena es Jack montando en el rodeo. Cuando Jack se va con el prostituto, en la siguiente escena aparece en primer plano un pavo, que la familia se dispone a cenar (¿de ahí la expresión “comerse un pollito”?). Los flashbacks y pensamientos saben meterlos de manera muy chida, una de esas ocasiones es cuando Ennis dice que si los descubren “we are dead”, y refiere precisamente la muerte violenta de un homosexual. Otra cosa que no había visto es que si bien la sociedad, con sus estructuras, los jode al impedirles estar juntos, por otro lado, esa misma sociedad se ve afectada por ellos, hay que recordar por ejemplo la sorpresa que se lleva la esposa de Ennis cuando lo ve besarse con Jack. Toda esa historia del sufrimiento de la esposa, que no solo es engañada, sino que además, por ser con otro hombre, es experimentada como más dolorosa, se cuenta en muy breves líneas, donde lo que habla es el rostro de ella.

Y bueno, sólo quiero comentar un detalle que noté ayer, una metáfora muy chida, sencilla y a la vez enormemente significativa, y que está en el centro de la película. La relación de Ennis y Jack es una relación homosexual masculina, y esto me parece muy bien tratado, a saber, es violenta, con testosterona y madrazos (la primera vez que cogen es breve e impetuosa). En el momento en que deben bajar de la montaña –trabajaban pastoreando ganado–, Ennis se pone de mal humor porque ya no le pagarán lo mismo (aunque a mí me parece que posteriormente se abre la posibilidad de que su mal humor se deba a que dejará de estar con Jack), Jack va a animarlo, empieza un forcejeo que termina en golpes y en sangre que mancha las camisas de ambos. Ya abajo Ennis se da cuenta de que perdió su camisa, pero algo así de 20 años después, cuando Ennis, que va a buscar las cenizas de Jack con sus padres, visita su cuarto, encuentra su camisa oculta en el closet… Pero no la descubre así nada más, sino que encuentra la camisa de Jack y, al agarrar la manga y deslizarla, ve su camisa adentro. Una estaba cubriendo a otra. Qué chingón. Algo tan sencillo como dos camisas colgadas en el closet es una metáfora de amor, y describe perfectamente la manera en que se ha llevado a cabo la relación de ellos, ocultamente, una ocultación que al mismo tiempo es acogida.


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